23/6/09

Amor a los libros

"El amor a las bibliotecas, como la mayor parte de los amores, hay que aprenderlo. El que entra por primera vez en una habitación hecha de libros no puede saber instintivamente cómo comportarse, qué se espera de él, qué se promete, qué se permite. Puede verse dominado por el horror —a la acumulación o a la magnitud, al silencio, a la admonición burlona de que es mucho lo que ignora, a la vigilancia—, y parte de esa sensación abrumadora puede seguir aferrada a él una vez aprendidos los rituales y las convenciones, una vez cartografiado el territorio, una vez comprobada la actitud amistosa de los nativos. Con la temeridad de la juventud, mientras mis amigos soñaban con hechos heroicos en el campo de la ingeniería o el derecho, las finanzas o la política nacional, yo soñaba con llegar a ser bibliotecario. La inercia y una mal reprimida afición a los viajes decidieron otra cosa. Hoy, sin embargo, cumplidos los cincuenta y seis años («la edad» —como afirma Dostoyevski en El idiota—, «a la cual puede decirse con razón que comienza la verdadera vida»), he vuelto a ese temprano ideal y, aunque no puedo decir que sea propiamente bibliotecario, vivo entre estanterías cada vez más numerosas cuyos límites comienzan a desdibujarse o a coincidir con los de mi casa. " (Alberto Manguel)
Foto dedicada a María Bradshaw

4 comentarios:

Antonio dijo...

Una virguería de librería y no menos virguera la foto... Me da que la luz era escasita y sin embargo has sabido dejar a todo el mundo quieto... como congelado en una ilustración de uno de los libros que exponen en los estantes... Un abrazo
Salú
Antonio

Vani dijo...

El tema, el encuadre y la luz fantástica, por poner un pero diría que sobran los dos faroles de la parte de abajo, demasiado fogonazo de luz, y mata un poco la tenue luz general.
La librería es una pasada ¿donde es?

Nuria dijo...

Coincido en el tema de la luz de los faroles, pero poco se puede hacer en estas ocasiones, has conseguido una buena perspectiva y has congelado bien el lugar pero permitiéndonos ver el dinamismo de la gente sobretodo por esa persona que vemos bajando por la escalera.
Una librería que tiene mucho encanto.

Anónimo dijo...

El tiempo había pasado sin contestar a la fotografía, que es preciosa sin duda, pero a mí me gusta más el texto como dedicatoria. Muchas gracias